miércoles, 11 de marzo de 2009

Un día caí hondo, hasta tocar el piso del dolor mas profundo que mi alma pudo sentir jamás. Un día vi la oscuridad hasta sus entrañas y descubrí que nada podía salvarme de ese fantasma que acechaba mis noches. Un día, sin pensarlo decidí que resistir no seria la mejor opción y preferí dejarme vencer, dejar que el dolor termine de envolverme y así perderme por completo. Entonces nada fue más fácil que entregar mi alma y mi cuerpo a la destrucción, porque esa alma ya estaba sucia, negra y ese cuerpo devastado y herido no tenia fuerzas para sostenerme. Entonces el dolor ya no dolía, las lágrimas ya no mojaban y la soledad ya se fijaba como mi única compañera. Y me perdí por aquellos caminos que me hundieron en la nada mas profunda, dejando ese vació sin aliento. Entonces se congelaron mis pensamientos y mi cuerpo devastado se dejo llevar por aquel viento que lo condujo hasta la más baja y punzante perdición.

1 comentario:

  1. Amiga, cuantas cosas han cambiado. Cuantas cosas nos han separado, solo me acuerdo ese mes antes de tu cumpleaños de quince cuando me contabas todo lo que ibas haciendo. Te amo mucho amiga, espero qe nunca lo olvides.
    Y aunque estemos distantes siempre te voy amar.

    ResponderEliminar