Y acumulamos mientras el mundo nos sigue mariando con sus vueltas y en cada segundo nos perdemos más de vista, entre miles de ojos y sin encontrar una mirada.
Es un juego. Es como subir a una calesita y no saber cuando van a parar de darte vueltas, y tal vez cuando termine el recorrido estes solo. O no. O haya alguien más fuerte que te agarre el brazo y no te suelte jamás. O al terminar, cuando algo los separe se tiren de la mano mientras los arrastran, y sea un dolor dulce y una esperanza de saber que se pueden volver a encontrar, en otra parte, en otro sueño, o en algún otro silencio que te lleva a imaginar, a volar, a reír, a vivir. Y es eso, es caminar sin saber que puede pasar, es decepción, es estar solo sabiendo que estás rodeado de gente. Regalando infinitos, perdida en una inocente sonrisa, sin esperar nada más que el mundo, nada más que sumergirme en un vaso con agua para encontrar un silencio donde la música sea posible.